28 julio 2010


Tumbada en el sofá con la luz apagada y la televisión hablando para nadie, tuvo la certeza de que nada bueno se avecinaba. No se sentía especialmente mal, solo extrañamente calmada. Hacía calor, y su cuerpo estaba húmedo, pero no pareció advertirlo, ya que aunque físicamente se encontraba allí, su mente estaba a kilómetros de aquel lugar. Inconscientemente sus ojos escrutaban las sombras que la lámpara formaba en el techo, pero su cerebro no lo asimilaba, como si nunca las hubiera estado mirando. La tranquilidad a su alrededor era total y el silencio únicamente roto por los sonidos que emitía el televisor, hacían creer que la invadía un sentimiento de paz. Nada más lejos de la realidad. Aunque nada lo hacía sospechar, de un tiempo a esta parte venía librándose una ardua lucha en su interior con un final aún por determinar. Estaba asustada porque no sabía donde la iba a llevar el siguiente paso que debía dar. Algo en su interior le decía que el mundo en el que había creído y del que todavía quedaban algunos restos, se iba a esfumar por completo, dejándole recuerdos de una felicidad que quizá no volvería a experimentar.

31 agosto 2009

ahora, un día, una vida


Conversaciones aliñadas con tópicos. Mucho ruido. Risas estridentes. Demasiada gente. Sabor amargo en la boca. Dos besos. Soy tal. Perfecto. Mañana ni me acordaré. Un vaso. Una calada. De aquí para allá. Otro vaso. Una calada más. Sube la marea. Me siento bien. Un tropiezo. Lágrimas. ¿Quñe coño estás haciendo? Nada. Olvidar. Olvidar que el alcohol no cura las penas. Olvidar que tú no estás aquí, junto a mí.



Quisiera ser ave y volar pero tendré que conformarme con ser persona y errar.

12 agosto 2009

Pronto para todo, tarde para cambiar


Amores no correspondidos, amigos que dejaron de serlo, recuerdos unidos al dolor. Personas que se fueron y aquí me dejaron luchando por recordarlas, personas que un día se cruzaron en mi camino y que ojalá pudiera olvidarlas. Costumbres cotidianas que no tienen nada de especial, pero que cuando se pierden acabo por añorar. Momentos concretos que ya olvidé, pero que al mirar viejas fotografías los recuerdo fugazmente o consigo que alguien me cuente que pasaba y donde estaba. Y poco a poco voy sintiendo como aquellos que tanto me conocían, ya no lo hacen, que la distancia entre nosotros se abre y que yo no lo quiero remediar. Personas en las que confiar, que un día siento que no me comprenden, y que a veces, solo a veces, cuando la impotencia hace acto de presencia me pregunto ¿y que más da? Si al fin y al cabo de ellas me tendré que separar….
Sentimientos contradictorios, porque todo esto que a menudo llego a odiar, es lo que compone mi vida, aquello que me hace ser única, cosas que nadie más vivirá, lo que me da mi identidad…

16 junio 2009

donde me fui a perder


Pequeñas historias que no valen nada, pero que son la fortuna de quien las escribe. Símbolos, trazos irregulares que pueden no significar nada o pueden significarlo todo. No sé por qué escribo, simplemente lo hago porque lo necesito, y necesito que alguien lo lea, aunque no diga nada. Quizá intente buscar respuestas combinando las 26 letras, para formar palabras ya inventadas, que a su vez formarán frases que a nadie antes se le habían ocurrido ni sé le ocurrirán a nadie más. Si me exprimo el cerebro no consigo escribir nada que merezca la pena, porque yo escribo con el corazón. Quizá por eso jamás seré capaz de escribir un libro. Me siento sola y me refugio en unas cuantas palabras que nada van a solucionar, pero que me ayudan a reflexionar sobre cuál es mi lugar. Un lugar que todavía no sé cuál es y que algún día no muy lejano espero encontrar. La soledad a veces es mi mejor amiga y otras es una rival con la que tengo que luchar. A menudo pienso que mi cabeza va a explotar, que mis piernas dejaran de caminar y mi boca articular palabra no podrá. Pero nada de eso sucede y consigo seguir pensando, caminando y hablando aunque no sé en qué, hacia dónde o por qué.

07 junio 2009


Aquí estamos absurdos intentando hacer algo que nos haga sentir realizados. ¿Dónde quedaron los sueños de mejorar el mundo? Ahora la realidad te abre los ojos para que veas que poco o nada puedes hacer ¿y qué importa lo que hagamos? Si solo estamos aquí de paso… Si te paras a pensar nada tiene sentido ¿qué más dará el “qué dirán”? y sin embargo nos importa lo suficiente como para callarnos todo aquello de lo que puedan hablar.

Puede que mañana desaparezcan mis dudas o puede que nunca lo hagan. Quizá llegará un día en que comprenda el por qué de mi existencia o quizá ese día no llegué jamás. A lo mejor mi destino es el de quedarme en el camino, viajar sin rumbo y no llegar a ningún sitio. Todos nacemos sin saber vivir, algunos nunca aprenderemos, y mientras escribo estas palabras, el tiempo pasa siendo testigo mudo de este vacío que siento muy dentro.